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Riba de Saelices

Riba de Saelices


Descripción

Riba de Saelices se encuentra en la confluencia del río Linares y del arroyo Lamadre. A las afueras del pueblo, algo más de dos kilómetros, aguas arriba del Linares se se ubica el conjunto que forman la Cueva de los Casares, monumento nacional desde 1934 por sus grabados rupestres,  el torreón árabe del que apenas queda en pie una pequeña parte y los restos de un poblado hispano musulmán que llegó a tener 6000 metros cuadrados. Frente a las cuevas, que fueron habitadas hace cientos de miles de años, está el pueblo y también un castillo, bueno otra torre de vigilancia que en el pueblo se conocía como “ el palomar” y que puede verse desde la cueva.

A los pies de los miradores hay una vega fértil que suele cubrirse de nieve y escarcha en invierno, y de rojos tomates y verdes judías en verano. El paisaje de este entorno es austero, de matorral, encinas, carrascas y algún chopo. Sin embargo, se adivina el arranque de dos espacios naturales ricos y hermosos: el Valle de los Milagros y los Pinares del Ducado.

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Fuera de ruta

A apenas tres kilómetros y medio de Riba de Saelices, podrás visitar el conjunto arqueológico de los Casares con una caverna prehistórica, mundialmente conocida por sus grabados paleolíticos. Este poblado de época hispanomusulmana se extiende por la ladera del cerro y un torreón islámico corona el conjunto. Las excavaciones practicadas han puesto de manifiesto una de las secuencias culturales más amplias del ámbito de la Meseta, que abarca desde el Paleolítico Medio hasta la Baja Edad Media.

El inicio de la serie histórica de estos lugares es el mismo: un hábitat musteriense que debió extenderse tanto por el exterior como por el interior de la caverna. A éste se superpusieron uno o varios asentamientos de pequeños grupos que se ubicaron en el lugar durante el Paleolítico Superior, autores de las manifestaciones rupestres encontradas en el interior de la cueva. Continúa la secuencia en los dos lugares con la presencia de un posible hábitat calcolítico de los que han quedado restos de cerámica campaniforme y alguna estructura de habitación en la ladera. Ya en época histórica, del final de la dominación romana se han localizado algunas cerámicas de tradición indígena decoradas con motivos geométricos, con fragmentos de tierra sigillata de cronología tardía (Bajo Imperio). Sin embargo, el auge de la ladera y en parte, de la propia caverna tuvo lugar, durante el periodo comprendido entre finales del S. IX y un momento indeterminado del S. XII, con un claro apogeo en época califal durante el cual se construye un poblado. 

El último periodo es ya claramente de cronología bajomedieval y se puede corresponder con un hábitat cristiano de pequeñas dimensiones que reaprovechó las estructuras de habitación preexistentes. Este poblado aún perviviría a mediados del S. XIII tal y como denota el hallazgo de un pequeño tesorillo de maravedíes prietos de Alfonso X, fechado entre 1.252 y 1.284. La presencia humana estable en la ladera no se cree que perviviera más allá de los primeros años del S. XIV.